La muerte es una parte inevitable de la vida y, a pesar de que los avances médicos y científicos han prolongado nuestras vidas, sigue siendo un tema delicado y a menudo evitado en nuestra sociedad. Para un adulto, comprender y aceptar la muerte puede ser una tarea difícil, pero para un niño o niña, esta tarea puede parecer aún más complicada.
Sin embargo, hablar sobre la muerte con los infantes es crucial para su desarrollo emocional y comprensión del mundo. Basándonos en un artículo del Hospital Sant Joan de Déu y la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB), ofrecemos algunos consejos sobre cómo abordar este tema con los más jóvenes.
LA IMPORTANCIA DE HABLAR SOBRE LA MUERTE
Es natural querer proteger a nuestros hijos e hijas del dolor que implica la pérdida de un ser querido. Sin embargo, es importante recordar que ellos y ellas, al igual que nosotros/as, tendrán que enfrentar la muerte en algún momento de sus vidas. Enseñarles a comprender y aceptar la muerte puede ayudarles a estar mejor preparados emocionalmente cuando llegue ese momento. Además, hablar abiertamente sobre la muerte fomenta un ambiente de confianza y comunicación abierta, donde los niños y niñas pueden expresar sus miedos y preguntas.
PAUTAS GENERALES PARA HABLAR SOBRE LA MUERTE
1. Los adultos deben comunicar la noticia
Idealmente, la noticia de la muerte de un ser querido debe ser comunicada por los padres. Si esto no es posible, la persona más cercana afectivamente al niño o niña debe asumir este papel.
2. Escoger el lugar adecuado
Es importante elegir un lugar tranquilo y seguro para la conversación, como la habitación del niño o niña. Sentarse a su nivel y, si es necesario, ofrecerle un abrazo puede ser reconfortante.
3. Uso de un lenguaje apropiado
Adaptar el lenguaje a la edad del niño o niña es crucial. Utilizar palabras sencillas y un tono de voz calmado, cariñoso y respetuoso ayuda a transmitir el mensaje de manera más clara y comprensible.
4. No evitar la palabra “muerte”
Es fundamental utilizar términos claros como «muerto» o «ha muerto». Explicar de manera sencilla y honesta lo que ha sucedido permite que el niño o niña comprenda mejor la situación.
5. Permitir preguntas y expresar emociones
Dar espacio para que el niño o niña haga preguntas y exprese sus sentimientos es vital. Responder con sinceridad y no proporcionar más información de la necesaria ayudará a evitar confusiones y miedos adicionales.
DIFERENTES TIPOS DE MUERTE
Es útil distinguir entre diferentes tipos de muerte al hablar sobre la muerte con los niños y niñas:
Muerte esperada: Suele ocurrir en personas mayores que han completado su ciclo de vida.
Muerte inesperada: Ocurre en personas más jóvenes, de manera repentina.
Cada tipo de muerte puede influir en cómo se comunica la noticia y en cómo el niño o niña procesará la pérdida.
CÓMO COMUNICAR LA MUERTE A DIFERENTES EDADES
Antes de los 6 años
Los niños y niñas de esta edad tienen un pensamiento concreto y toman las cosas de manera literal. Es importante explicar la muerte en términos simples y directos, evitando conceptos que puedan generar confusión. Por ejemplo, decir que el cuerpo de la persona que ha muerto ya no puede funcionar más y que no volverá a despertarse. Es crucial hacerles entender que la muerte es irreversible.
Además, debemos abordar sus miedos sobre la posibilidad de perder a otros seres queridos, asegurándoles que generalmente la muerte ocurre en personas mayores. También es esencial diferenciar entre enfermedades comunes y enfermedades graves para evitar que el niño o niña se preocupe innecesariamente por su salud.
Entre los 6 y los 9 años
A esta edad, los niños y niñas comienzan a entender que la muerte es permanente, pero pueden no comprender completamente sus implicaciones. Preguntas como «¿La muerte es para siempre?» o «¿Dónde está ahora la persona que ha muerto?» son comunes. Los adultos deben responder de manera clara y serena, manteniendo la calma y ofreciendo respuestas coherentes.
Escuchar sus preocupaciones y permitirles expresar sus sentimientos en un entorno seguro es esencial. Con el tiempo, la angustia inicial irá disminuyendo a medida que el niño o niña asimile la información.
A partir de los 9 años
Los preadolescentes y adolescentes comprenden la muerte de manera similar a los adultos, pero pueden sentir que esta experiencia los hace diferentes de sus pares. Es probable que experimenten miedo por su propia mortalidad y por la posibilidad de perder a otros seres queridos. Estos sentimientos pueden manifestarse a través de enfermedades, cambios de humor, problemas para comer o dormir, y pérdida de interés en la escuela.
Es importante ofrecerles espacio y tiempo para procesar sus emociones y estar disponibles para hablar sobre la muerte cuando ellos lo deseen. Explicarles que sus sentimientos son normales y que hay diferentes formas de expresar tristeza puede ayudarles a sobrellevar su dolor.
RECUERDA:
Hablar sobre la muerte con los niños y niñas es una tarea delicada pero necesaria. Proporcionar un entorno seguro y abierto para discutir este tema puede ayudarles a entender y aceptar la muerte de manera más saludable. Al seguir estas pautas y adaptar nuestra comunicación a la edad y nivel de comprensión del niño o niña, podemos ayudarlos a enfrentar la pérdida con mayor resiliencia y comprensión.
Hablar de este tema no solo ayuda a los niños y niñas a procesar la pérdida de un ser querido, sino que también les proporciona herramientas emocionales para enfrentar futuras experiencias difíciles. Asegurémonos de que, al hablar sobre la muerte, estamos construyendo un puente de comprensión y apoyo que les permitirá navegar por estos momentos con mayor fortaleza y paz interior.