Hablar de lenguaje inclusivo puede despertar distintas opiniones: curiosidad, confusión, escepticismo o interés. Pero más allá de las posturas, hay una realidad indiscutible: el lenguaje influye en cómo nos relacionamos con las personas que nos rodean, especialmente en los entornos laborales.
¿Qué es el lenguaje inclusivo?
El lenguaje inclusivo es una forma de comunicarse que busca evitar sesgos, estereotipos o exclusiones hacia determinados grupos de personas, especialmente en relación al género, pero también al origen, edad, diversidad funcional, orientación sexual u otros aspectos identitarios. Su objetivo no es modificar la lengua ni complicar la comunicación, sino hacerla más clara, justa y representativa de la diversidad que existe en la sociedad y, por supuesto, en nuestros equipos de trabajo.
Un ejemplo sencillo: en lugar de decir «los trabajadores de esta empresa», se puede optar por «el equipo de trabajo», «la plantilla», o «las personas que forman parte de la empresa». Cambios pequeños, pero con gran impacto.
¿Por qué es importante en el trabajo?
1. Favorece el respeto y la convivencia:
Un lenguaje que incluye a todas las personas contribuye a que nadie se sienta ignorado o invisibilizado. Reconocer la identidad y la individualidad de cada persona mejora el clima laboral y reduce situaciones incómodas o discriminatorias.
2. Refuerza la comunicación interna:
El lenguaje inclusivo promueve una comunicación más clara, horizontal y empática. Esto fortalece los vínculos dentro del equipo, facilita la colaboración y minimiza malentendidos.
3. Representa los valores de la empresa:
Muchas organizaciones ya cuentan con políticas de diversidad e inclusión. Usar un lenguaje alineado con esos valores demuestra coherencia entre lo que se comunica y lo que se practica.
4. Es una responsabilidad compartida:
El uso del lenguaje inclusivo no es tarea exclusiva de los departamentos de Recursos Humanos. Cualquier persona, en cualquier puesto, puede contribuir a construir una cultura más respetuosa desde la forma en que se expresa.
¿Cómo aplicar el lenguaje inclusivo en el trabajo?
Adoptar un lenguaje inclusivo no significa hablar de forma artificial o forzada. Se trata de prestar atención a las palabras que usamos habitualmente y hacer pequeños ajustes. Aquí tienes algunas recomendaciones prácticas para ponerlo en marcha:
1. Evita el masculino genérico:
Muchas veces usamos el masculino como forma “neutra”, pero eso puede invisibilizar a otras personas. Cambiarlo es más fácil de lo que parece.
En vez de: «Los empleados deben acudir a la reunión»
Puedes decir: «La plantilla debe acudir a la reunión» o «El equipo debe acudir a la reunión»
En vez de: «Bienvenidos al evento anual»
Puedes decir: «Os damos la bienvenida al evento anual», «Bienvenida toda la plantilla», o «Hola a todas las personas»
2. Utiliza términos colectivos o neutros:
Hay muchas formas de sustituir palabras que marcan género innecesariamente. Algunos ejemplos:
Los jefes: las personas responsables
Los técnicos: el equipo técnico
Los alumnos: las personas asistentes / El grupo
Los candidatos: las personas candidatas
Los usuarios: las personas usuarias / la clientela
3. Revisa correos y documentos habituales
La comunicación escrita también transmite cultura. Corregir algunas expresiones puede tener un gran efecto en el día a día.
“Estimados compañeros” → “Hola, equipo” o “Buenos días a todas las personas”
“Gracias a todos por el esfuerzo” → “Gracias a cada persona por el esfuerzo”
“El candidato seleccionado será contactado” → “La persona seleccionada será contactada”
4. Escucha, pregunta y aprende
Nadie lo hace perfecto desde el principio. Lo importante es estar abiertos al aprendizaje, preguntar cuando tengamos dudas, corregirnos con naturalidad y seguir mejorando.
¿Y si alguien no está de acuerdo?
Es normal que haya distintas opiniones sobre este tema. Algunas personas pueden sentir que el lenguaje inclusivo no es necesario o que suena “raro”. Ante eso, lo mejor es mantener una actitud abierta, con diálogo y respeto mutuo.
No se trata de imponer cómo debe hablar cada quien, sino de ofrecer alternativas que sumen inclusión y cuidado al lenguaje cotidiano. Al final, lo importante es que todas las personas puedan sentirse parte.
Hablar con inclusión es hablar con empatía
El lenguaje que usamos en el trabajo no es neutral. Refleja cómo pensamos, cómo valoramos a los demás y qué tipo de relaciones construimos.
Adoptar el lenguaje inclusivo es una forma práctica y cotidiana de contribuir a entornos laborales más respetuosos, equitativos y seguros para todas las personas. No hace falta cambiar todo de golpe: basta con prestar atención y estar dispuestos a mejorar.
Porque al final, hablar con inclusión es hablar con empatía. Y eso es algo que todas y todos podemos hacer, desde hoy.